La seguridad y la autoestima son aspectos fundamentales que se adquieren en la primera infancia. Está clínicamente demostrado que el amor, las caricias, el afecto entre el niño y los que lo rodean tiene un importante efecto positivo en su desarrollo emocional.
La autoestima incluye todas las creencias y sentimientos que tenemos acerca de nosotros y afecta todo lo que hacemos en la vida, se desarrolla partir de nuestras experiencias e interacciones, éstas pueden ser positivas o negativas, pero sin duda un niño necesita más encuentros positivos que negativos para desarrollar un autoconcepto positivo.
Los niños necesitan, además, amor incondicional y confianza por parte de sus padres, un niño con una autoestima sólida es frecuentemente optimista, amistoso, cortés, dispuesto a asumir riesgos y abordar situaciones nuevas, capaz de fijarse metas, autónomo, responsable, servicial, capaz de solucionar problemas, asertivo al expresar sus opiniones, comúnmente son considerados los líderes de equipo o el mejor amigo del grupo.
Los niños con bajo autoestima son más propensos a unirse pandillas o buscar apoyo en las drogas o el alcohol, afectando esto al individuo y a la sociedad; se caracterizan por la poca confianza en sí mismos, la búsqueda de apoyo, seguridad e identidad en los demás antes que en las figuras parentales y en sí mismos; un niño que crece con seguridad, demostraciones de afecto por parte de quienes lo rodean, con experiencias de éxito tras asumir retos, esforzarse, perseverar hasta cumplir sus metas es un niño con un futuro prometedor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario